miércoles, 7 de septiembre de 2011

Soñaremos con California diciéndote adiós sobre las olas (Fragmento)

..."El problema es que si no ganas nunca, si no aciertas jamás, acabas por enloquecer a base de cuestionarte todo.
El problema es ése hombre que no conoces tú y sin embargo te conoce a ti porque probablemente está en tu principio y habrá de estar en tu final. Es ése otro hombre que no aparece en el espejo, que sólo se adivina al fondo de los ojos que miran al fondo y que demasiadas veces ignora el porqué de lo que hace y dice; es ese tramoyista del yo que es más rápido, más sensible, más sutil y mejor, que decide por nosotros sin decirlo y llegado el caso volvería a hacer lo mismo porque es incapaz de ver el error que los demás adivinan o porque, a fin de cuentas, no podría ser otro ni aunque lo deseara por encima de todas las cosas.
El problema es la cabeza que da vueltas dentro de nuestra cabeza. La sombra adivinada que opera al otro lado. Justo donde no alcanzamos. Es ese orden imprescindible cuya razón se nos escapa. La inercia de lo vivo apresurándose a colocarle al pensamiento las barreras que necesita para que todo tenga pies y cabeza o por lo menos, lo parezca. Es lo muerto que resulta, o que queda fuera, o a un lado, o se pierde o no cuenta, o sabe Dios por dónde habrá de salir o sobre qué lecho será que precipita.
El problema es el lugar común que da sentido a todo el asunto y sin el cual se supone que no funciona. Es que al fondo de tantos signos y tantos colores, de tantas formas y tantos mensajes no hay nada y está vacío. El problema es que no funciona. Simplemente gira aquí y allá, sin objetivo, disgregado, múltiple, contradictorio, amarillo.
-“Doscientas veinte.” Dijo la arpía.
La vida se parece a la baraja en los comodines. En los pretextos con que completamos la mano y sin los cuales no tendríamos jugada. El problema es que de pronto podemos perderlos en una apuesta y entonces la vida deviene un largo farol que más tarde o más temprano se acaba por descubrir y es el que lleva todo el mundo pero, a grandes males, grandes remedios y para algo se marcaron las cartas a base de fe y se repartieron, igual que los naipes, las celestes coartadas".

Copyright J.M.Bielsa-Gibaja. Todos los derechos reservados.

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